En un giro sorpresivo dentro de una de las semanas más tensas en la política exterior estadounidense reciente, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este miércoles que su gobierno sostendrá conversaciones con Irán “la próxima semana”. La declaración se dio al cierre de la cumbre de la OTAN en La Haya, donde el mandatario abordó los últimos acontecimientos en Medio Oriente.
“Podremos firmar un acuerdo, aún no lo sé. Hablaremos la próxima semana con Irán”, declaró Trump ante la prensa, dejando abierta la posibilidad de un nuevo acercamiento diplomático tras días marcados por confrontaciones militares.
El anuncio llega apenas tres días después de que el mandatario ordenara una serie de bombardeos a tres instalaciones nucleares iraníes en represalia, según dijo, por actividades que violaban los compromisos internacionales del régimen persa. La ofensiva fue seguida por una intensa jornada diplomática que culminó en un sorpresivo anuncio de alto al fuego entre Irán e Israel, hecho público por la Casa Blanca el martes.
Pese a que el propio Trump calificó el ataque como un "golpe aplastante" al programa nuclear iraní, evaluaciones preliminares de agencias de inteligencia estadounidenses sugieren que el impacto fue mucho más limitado. Según fuentes citadas por la agencia Prensa Asociada, los daños causados por los bombardeos representarían únicamente un revés parcial y no habrían desmantelado la capacidad técnica de Teherán para retomar sus actividades en un futuro cercano.
Aun así, Trump se mostró enfático en defender la acción militar: “Este fue un ataque devastador y los dejó boquiabiertos”, dijo, asegurando que su gobierno “neutralizó completamente” la amenaza nuclear iraní. Para reforzar esta narrativa, altos funcionarios de su administración han sido desplegados en medios de comunicación y foros internacionales para respaldar la postura del presidente.
Analistas internacionales interpretan el anuncio de negociaciones como un intento de Washington por retomar el control del tablero diplomático en la región, justo en medio de crecientes críticas internas y presiones externas. La posibilidad de reiniciar un diálogo con Irán recuerda al patrón de la política exterior de Trump, que alterna acciones militares con gestos diplomáticos en busca de acuerdos que fortalezcan su imagen de liderazgo.
Por ahora, no se han revelado detalles sobre el lugar ni el formato de las conversaciones previstas, ni si participarán otros actores del conflicto regional. Sin embargo, el anuncio marca un nuevo capítulo en la compleja relación entre Estados Unidos e Irán, que desde la salida del acuerdo nuclear de 2015 ha estado dominada por sanciones, amenazas y enfrentamientos indirectos.
Mientras tanto, las tensiones regionales siguen siendo altas. Organismos internacionales y líderes europeos han hecho un llamado a la moderación y al respeto de los canales diplomáticos. El próximo encuentro entre las delegaciones de ambos países podría definir el curso de la estabilidad en Medio Oriente en los próximos meses.
Fuente: El Nuevo Día