El futuro del trabajo se debate entre el optimismo y la incertidumbre ante el avance de la inteligencia artificial


 Misceláneo

Nicolay Buitrago y Camilo Rivera, dos estudiantes de Ingeniería de Software, están convencidos de la importancia de que Colombia se sume al debate sobre la Inteligencia Artificial. Saben que estos avances tecnológicos se dan en su mayoría en Norteamérica, Europa y Asia y que el país sudamericano tiene otras prioridades, como la lucha contra la pobreza y la desigualdad. 

Pero insisten en que no se puede mirar para otro lado. “No podemos aislarnos de un mundo que se está tecnologizando, que cambia de manera acelerada”, comentan a este periódico. Por eso asistieron este jueves a la Cuarta Cumbre de Inteligencia Artificial de PRISA Media (sociedad editora de EL PAÍS), en el Movistar Arena de Bogotá.

Los dos estudiantes explican que las computadoras, de manera autónoma, ahora pueden interpretar datos y generar información en un lenguaje accesible al ser humano. Recopilan, sintetizan y adaptan, como hace ChatGPT con los resúmenes instantáneos que elabora ante las preguntas de los usuarios. 

Para Camilo y Nicolay, las oportunidades son enormes: trabajos más sofisticados y una mejor calidad de vida. Sin embargo, señalan también las dificultades que tiene Colombia para que todos puedan acceder de manera equitativa a los beneficios. Y dicen que el desafío es mantener las raíces, mientras el país se suma paulatinamente a las transformaciones que avanzan aceleradamente en otras partes del mundo. Ambos reconocen la tensión que hay cuando se habla de IA, debates inmersos entre el optimismo y la incertidumbre.

El director de contenidos de PRISA Media en Colombia, Alejandro Santos, planteó una de las preguntas disparadoras: “¿Cómo adoptamos estas tecnologías sin generar más desempleo, que es una prioridad fundamental de Colombia?”. El ministro Lizcano respondió que cree que existirá una “transición” hacia nuevos trabajos, propios de una nueva época. “La tecnología cambia el empleo, pero no lo desplaza”, comentó. Coincidió con el director ejecutivo de Robótika, Camilo Barrera, que puso de ejemplo a los empleados bancarios con los que los clientes solían conversar en las sucursales físicas. Aunque se han perdido gran parte de esos trabajos, hay ahora jóvenes programadores que mantienen las aplicaciones y los servicios en línea, como los pagos a distancia.

Barrera remarcó que Colombia tiene alrededor de 500 robots en su fuerza laboral. Es una cifra ínfima en comparación a países como Singapur, que tiene uno de estos aparatos por cada 10 trabajadores. “Latinoamérica, exceptuando México y Brasil, no está robotizada”, subrayó para referirse a oportunidades de crecimiento en el sector. Lizcano, por su parte, resaltó que el país debe estar pendiente de cómo regulan otros Estados más avanzados en el sector y que hay que consolidar una normativa que enfrente los dilemas éticos “sin matar el desarrollo tecnológico”.

Fuente: El País

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