Histórico descontento: Quintero, alcalde de Medellín, es uno de los peores calificados de la historia con un 67% de desaprobación


 Ciudades

El alcalde Daniel Quintero está superando cada vez sus propios récords de desaprobación en la ciudad. La última encuesta de Invamer (revelada ayer) indica que el mandatario tiene una desaprobación para su gestión del 67% de los medellinenses, en tanto que solo el 30 por ciento está de acuerdo con su desempeño.

Las cifras son contundentes en la medida que remarcan una tendencia creciente, pues en la primera medición, a solo 50 días de haber comenzado su administración, el 20 de febrero de 2020 tenía un 29% de desaprobación y un 55% de aprobación, en tanto que en diciembre de 2021 obtuvo un 56% de aprobación y un 37% de desaprobación.

En la medición pasada, del 23 de abril, los números indicaron que Quintero tenía 36% de aprobación frente a 57% de desaprobación es decir, que ahora, en junio, un 10% más de los ciudadanos le dan calificación negativa, para ubicarse en el peor momento de los tres años y medio que lleva en el piso 12 de La Alpujarra.

Entre los mandatarios de las principales ciudades solo lo supera en impopularidad el alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, con un 77%, aunque aquel mejoró desde el 83% de la medición previa.

Por su parte, el gobernador de Antioquia, Aníbal Gaviria, tuvo un ascenso en la popularidad, con un 59% frente a un 51% de abril por la manera como está gobernando al departamento. Se ve superado por Elsa Noguera, de Atlántico, que lleva tres periodos seguidos, desde febrero, con un 63% de aprobación para su gestión. Gaviria comenzó este mandato, su segundo ascenso a la Gobernación de Antioquia, con un 58% de popularidad. El primer periodo (2004-2007) lo inició con 56% de aprobación y lo culminó con un 63%.

Las causas del declive

Si bien la administración de Quintero ha estado marcada por las polémicas desde el comienzo, el último año ha sido de un gran desgaste que ahora pesa sobre su imagen. Uno de los temas que más ha pesado tiene que ver con sus peleas constantes; sus enfrentamientos con otros políticos, con las directivas de Atlético Nacional y los concejales le han dado la estampa de mandatario pendenciero.

Otro punto crítico ha sido la publicidad que el alcalde le ha dado a la supuesta baja de las tarifas de EPM, en el que ha sido ambiguo adrede. El alcalde ha utilizado ese tema para ganar réditos en año electora, pero la propia EPM y el Gobierno Nacional desmintieron el asunto de las tarifas y aclararon que realmente no hay beneficio alguno para el ciudadano.

En cuanto a asuntos que tocan cotidianamente a la gente está la percepción de que la ciudad está abandonada. Eso se refleja en las conversaciones en la calle. Esta semana publicamos justamente un artículo en el que se evidencia el deterioro del centro de Medellín, donde varios sectores se han convertido en baños malolientes al aire libre.

En ese mismo sentido ha pesado el declive de la infraestructura educativa. Aunque el año pasado se aprobaron más de 319.000 millones de pesos para reparar los colegios, las obras se demoraron para comenzar.

Otro duro golpe lo recibió por cuenta del escándalo de presunta corrupción en Bueno Comienzo y la imputación a la secretaria de Educación, Alexandra Agudelo.

La baja popularidad le ha cobrado factura a Quintero para ganar los pulsos en el Concejo y terminó repercutiendo en la imágen de sus aliados que aspiran a ser elegidos en las elecciones de octubre.

Fuente: El Colombiano

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